Una autoclave en el contexto de un laboratorio o clinica dental es un equipo indispensable para la esterilización de instrumental, fresas, piezas de mano, y otros materiales que entran en contacto con fluidos o tejidos. Utiliza vapor de agua a alta presión y temperatura para eliminar bacterias, virus, hongos y esporas.
 ¿Qué es una autoclave?
Es un dispositivo que esteriliza mediante vapor saturado a alta presión, normalmente a 121–134 °C. Es el método más confiable para asegurar la bioseguridad en laboratorios y clínicas dentales.
 Aplicaciones en el laboratorio dental:
Esterilización de:
Instrumental rotatorio (fresas, micromotores)
Instrumentos manuales (espátulas, pinzas)
Vasos medidores, espátulas de mezcla, etc.
Prótesis provisionales (si el material lo permite)
Eliminación de contaminación cruzada.
Reprocesamiento de material reutilizable.
 Tipos de autoclaves:
Clase N:
Para instrumentos sólidos y sin lumen.
No apta para objetos huecos o porosos.
Menor costo, pero más limitada.
Clase S:
Intermedia entre clase N y B.
Puede esterilizar algunos tipos de materiales huecos y envueltos, pero con restricciones.
Clase B (la más avanzada y recomendada en odontología):
Esteriliza todo tipo de materiales: sólidos, porosos, huecos, envueltos y no envueltos.
Usa bombas de vacío previas y post ciclo para garantizar una penetración completa del vapor.
Recomendada por normas internacionales (como la EN 13060).
 Características a considerar al comprar una:
Capacidad (litros): Desde 8 L hasta 24+ L según volumen de trabajo.
Ciclos rápidos o ECO: Para eficiencia energética y velocidad.
Impresora o conexión USB: Para registros de esterilización.
Sistema de autodiagnóstico y alarmas.
Normativa vigente: Que cumpla con estándares CE, ISO o FDA.
 Marcas reconocidas:
MELAG
W&H
Tuttnauer
Euronda
Runyes
Midmark
